Mi infancia son recuerdos de un patio de Sevilla,
y un huerto claro donde madura el limonero;
mi juventud, veinte años en tierra de Castilla;
 mi historia, algunos casos que recordar no quiero.
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| Flickr (Virues de Segovia) | 
 Ni un seductor Mañara, ni un Bradomín he sido
 — ya conocéis mi torpe aliño indumentario—, 
mas recibí la flecha que me asignó Cupido,
y amé cuanto ellas puedan tener de hospitalario. 
Hay en mis venas gotas de sangre jacobina, 
pero mi verso brota de manantial sereno; 
y, más que un hombre al uso que sabe su doctrina,
 soy, en el buen sentido de la palabra, bueno. 
Adoro la hermosura, y en la moderna estética
 corté las viejas rosas del huerto de Ronsard; 
mas no amo los afeites de la actual cosmética,
 ni soy un ave de esas del nuevo gay-trinar. 
Desdeño las romanzas de los tenores huecos 
y el coro de los grillos que cantan a la luna.
 A distinguir me paro las voces de los ecos,
 y escucho solamente, entre las voces, una. 
¿Soy clásico o romántico? No sé. Dejar quisiera
mi verso, como deja el capitán su espada: 
famosa por la mano viril que la blandiera,
no por el docto oficio del forjador preciada. 
Converso con el hombre que siempre va conmigo
 —quien habla solo espera hablar a Dios un día—;
 mi soliloquio es plática con este buen amigo
 que me enseñó el secreto de la filantropía. 
Y al cabo, nada os debo; debéisme cuanto he escrito. 
A mi trabajo acudo, con mi dinero pago
el traje que me cubre y la mansión que habito,
el pan que me alimenta y el lecho en donde yago. 
Y cuando llegue el día del último viaje, 
y esté al partir la nave que nunca ha de tornar,
 me encontraréis a bordo ligero de equipaje, 
casi desnudo, como los hijos de la mar. 
Antonio Machado (Retrato)
Fuente: Poesías completas








 
Precioso Carlos, y con imágenes aún lo vistes mejor. Un saludo!!
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