martes, 2 de junio de 2015

Campos de Castilla



Mi infancia son recuerdos de un patio de Sevilla,

y un huerto claro donde madura el limonero;
mi juventud, veinte años en tierra de Castilla;

 mi historia, algunos casos que recordar no quiero.



Flickr (Virues de Segovia)


 Ni un seductor Mañara, ni un Bradomín he sido

 — ya conocéis mi torpe aliño indumentario—, 

mas recibí la flecha que me asignó Cupido,
y amé cuanto ellas puedan tener de hospitalario. 





Hay en mis venas gotas de sangre jacobina, 

pero mi verso brota de manantial sereno; 

y, más que un hombre al uso que sabe su doctrina,

 soy, en el buen sentido de la palabra, bueno. 






Adoro la hermosura, y en la moderna estética

 corté las viejas rosas del huerto de Ronsard; 

mas no amo los afeites de la actual cosmética,

 ni soy un ave de esas del nuevo gay-trinar. 






Desdeño las romanzas de los tenores huecos 

y el coro de los grillos que cantan a la luna.

 A distinguir me paro las voces de los ecos,

 y escucho solamente, entre las voces, una. 





¿Soy clásico o romántico? No sé. Dejar quisiera
mi verso, como deja el capitán su espada: 

famosa por la mano viril que la blandiera,
no por el docto oficio del forjador preciada. 





Converso con el hombre que siempre va conmigo

 —quien habla solo espera hablar a Dios un día—;

 mi soliloquio es plática con este buen amigo

 que me enseñó el secreto de la filantropía. 





Y al cabo, nada os debo; debéisme cuanto he escrito. 

A mi trabajo acudo, con mi dinero pago
el traje que me cubre y la mansión que habito,
el pan que me alimenta y el lecho en donde yago. 





Y cuando llegue el día del último viaje, 

y esté al partir la nave que nunca ha de tornar,

 me encontraréis a bordo ligero de equipaje, 

casi desnudo, como los hijos de la mar. 








Antonio Machado (Retrato)


Fuente: Poesías completas 

1 comentario:

  1. Precioso Carlos, y con imágenes aún lo vistes mejor. Un saludo!!

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