sábado, 6 de abril de 2013

Humor: mi mujer ya está en el “feisbuq”...


A veces la realidad supera la ficción:


Mi mujer ya está en el “feisbuq” y hemos decidido comunicarnos a través de él. El otro día escribió que iba a poner lentejas y yo le contesté: me gusta. 

Han dicho que es en verano cuando más trifulcas matrimoniales hay y nosotros hemos encontrado una solución a nuestros problemas conyugales en las nuevas tecnologías. Nada de broncas. Todo a través de mensajitos. También hemos descubierto que es muy bueno para la pareja el “wasas” ese de los "huevos". Vamos a un bar y yo le escribo: «¿Qué vas a tomar?» Y ella me contesta: «Una cerveza». Entonces llamo al camarero y le digo:

-Oiga, por favor, pónganos dos cervezas. 

Pero es que también nos hemos abierto una cuenta en el “tuiter” y en 140 caracteres somos capaces de resumir una situación. A mí me va muy bien porque antes la única que hablaba era ella. Ahora, gracias al “tuiter”, puedo meter baza. Las conversaciones son de lo más divertidas. Nos contamos cosas y nos preguntamos sobre lo que vamos a hacer al día siguiente o sobre lo que nos parece el vecino. El otro día, el modelo que llevaba una conocida nuestra de la “urba” fue “trending topic” en nuestra cuenta particular.

-¿Te diste cuenta de como iba la Cuqui la otra noche?

La Cuqui, aclaro, está como un tren. Esa noche a la que se refería mi mujer iba con una minifalda que parecía un cinturón ancho. Se le veían hasta las bragas. Yo le contesté en otro mensaje:

-No me fijé.
-¿Que no te fijastes? Se te salían los ojos.

Esta conversación, a viva voz, habría terminado en trifulca matrimonial. Pero con las nuevas tecnologías la comunicación es mucho más manejable, no te exaltas así como así.

Una noche que fue nuestro aniversario de boda, la invité a cenar (a mi mujer, no a la Cuqui, ¡que más quisiera!) a un sitio muy romántico, con velitas y todo en la mesa. Sacamos nuestros ipad correspondientes y nos pusimos a enviar mensajes como posesos.

Cuando nos trajeron la comida y comenzamos a comer, le chateé:

-Está buenísimo este bacalao frito.

Y ella me puso:

-Me encantan las cocochas.

Nos recordamos a través del “wasas” cómo nos conocimos y aquella noche en que me la llevé al río creyendo que era mozuela. También hablamos de nuestros hijos. Tenemos dos y han volado del hogar. Uno de mis deseos es comer una noche con mis hijos y con sus respectivas parejas. Los seis chateándonos entre nosotros. Debe ser la repera. Al principio yo era un enemigo de que mis hijos estuvieran en la mesa utilizando constantemente el ipad, hasta que me di cuenta de mi error. 

Un día, harto de que me ningunearan, les puse en la puerta del frigorífico un papel que decía: «Hola, soy vuestro padre. Podéis encontrarme en el Facebook».

Santas palabras. Al otro día hablé con ellos a través de la red social más de lo que lo había hecho en los dos últimos años.



 
TECNOLOGÍA - Acercando a los lejanos y alejando a los cercanos
 


 
 

10 comentarios:

  1. Ja ja me he partido de risa. Tristemente es la realidad es curioso que en la era de la comunicación hay más falta de ella que nunca, por cierto a ver si presentas a la cuqui ja ja

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  2. "Me parto y me mondo" tal y como decía uno de la "tele".
    Antes de visitar PTB (a partir de hoy retomo mis actividad en ella)me he dado una vueltecita por lo tuyo y como siempre has conseguido hacerme sonreir. En realidad no sólo una sonrisa, sino una carcajada de las sonadas.
    Eres un "crak" (como dicen mis peques del cole). Por cierto, ellos no usan ni "feisbus" ni "aipas" ni tienen teléfono móvil pero están muy metidos en el mundillo de los blogs.
    Ya te contaré.
    Un abrazo desde EL TERRAO.

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  3. jajaja... historias para no dormir, Carlos. Cerca estará también el día en el que los psicólogos nos den terapia por enfadarnos por una separación "wasapeada"...jeje. Un saludo!!

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  4. Muy bueno Carlos, muy bueno, te dejo que tengo que mandar un wasap a mis hijos diciendo que mañana no vengan a comer, es que hablan mucho.
    Salu2

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  5. Te mandé un wasssaaaa... o te lo tuiteé. Ya no sé, mira en mi muro que a lo mejor está por ahí. Y si lo ves, abrimos un hangout y me lo cuentas.

    gikaaaaaa

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  6. Pues yo no me rio. Estoy de acuerdo con la reflexion de Alberto. Resulta que ahora te avisan por el caralibro de los eventos.

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  7. Yo me junto en la universiadad, con gente joven, todos son adictos, al movil y al wassap, y a veces es gracioso ver que se hablan estando al lado, Tambien lleva una complicidad, para que el otro que este al lado, no se entere de lo que le esta contando del de su derecha...

    Gracias a todos por divertiros y comentar. Es una exageracíon de lo que puede llegar a ocurir, pero yo he vivido, llamar desde el movil, desde la planta de arriba del chalet para pedir algo por no bajar las escaleras. y esto es cierto como la vida misma.

    Mariano, Albert era un genio, estamos en las manos de las tecnologias, hay que usarlas, pero no dejar que ellas nos usen. Son beneficiosas, y a la vez perniciosas.

    Pero yo prefiero sacarle un puntillo de humor, en busca de la felicidad.

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  8. Genial... jajaja Aunque opino que la realidad no es para reirse, si que tiene gracia la publicación. Y lo que tu dices Carlos, que algunas personas ya utilizan el whatsApp desde la misma casa o incluso estando en la misma habitación.

    Bueno, esperemos que se pase pronto la fiebre del WhatsApp o Line y que encontremos la forma de comunicarnos personalmente sin malos entendidos, que eso ni antes ni ahora con las nuevas tecnologías ha sido posible con algunas personas, con otras en cambio, saben hacer buen uso de las tecnologías sin perder el "norte".

    Que pases un buen domingo Carlos Javier y compañía!!

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    2. pufffff.... se me colo una falta de ortografía, jajaja. Eso de escribir tan rápido no es bueno, a veces te equivocas con las teclas. Como ocurre con las nuevas tecnologías, que hay que saber utilizarlas, no que te utilicen ellas. Y como veninos diciendo siempre, todo queda escrito, lo bueno y lo malo, y cuando se difunde, ya no se puede parar. Si metiste la pata, zas, ahí se queda. Un saludo

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