El Gnomo
El gnomo era como un hombrecillo transparente: una especie de enano de la luz, semejante a un fuego fatuo, que se reía a carcajadas, sin ruido, y saltaba de peña en peña, y mareaba con su vertiginosa movilidad. Unas veces se sumergía en el agua y continuaba brillando en el fondo como una joya de mil colores; otras salía a la superficie y agitaba los pies y las manos, y sacudía la cabeza a un lado y a otro con una rapidez que tocaba en prodigio.
Gustavo Adolfo Becquer
!que lindo! Me entretuve a buscar el gnomo y te prometo que lo vi ;) Feliz semana Duende
ResponderEliminarSi le pones mucha imaginación, se leven los pies colgando de la silla y camuflado con el tronco. Es el rey del camuflaje, jeje...
ResponderEliminarHabituales en mi jardín... Eso sí, tienen un horario al capricho...
ResponderEliminarNo sé, gnomos, cisnes, Imagine... Parece que te dio un subidón de romanticismo, jeje... Solo te falta una velada en el castillo de Dunguaire, con recibimiento de cisnes incluido, je... Bueno, no sigo, que la imaginación me pierde... je
Salud!
La imaginación a veces me desborda... Thanks
EliminarBueno, yo me he acostumbrado a los elfos y a los enanos... los gnomos de Becquer no sobrevivirían en el mundo tolkiano... ;D
ResponderEliminarYo prefiero a los elfos, jeje
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